Santos Segundo Chávez Alíster, fue un artista y grabador mapuche, nació el 7 de febrero de 1934 en la localidad de Canihual, Provincia de Arauco, sur de Chile.
Su obra destaca por tener un imaginario en el que la naturaleza, su movimiento y ritmo, se relaciona con el hombre hasta convertirse en uno solo. Son composiciones sintéticas y poéticas, cargadas de simbolismos, representativas de su tierra natal donde creció rodeado de volcanes, bosques milenarios, abundantes ríos y constantes vientos.

Melodía de mi aldea, 1998.

Recuerdo de infancia, 1996.
PAISAJES DEL RECUERDO
Sin duda, la etapa que marcó su vida y obra fue su infancia al amparo de una familia de escasos recursos. Nieto de una mujer mapuche. Perdió a su padre cuando tenía tan solo 7 años y a su mamá cuando tenía 12 . Desde niño tuvo responsabilidades de adulto, trabajando en el campo para un “patrón” que lo maltrataba y no lo dejaba estudiar. Recién a los 10 años lo dejó ir a la escuela, sólo tenía permiso los días de lluvia porque los animales no podían salir a pastar. La estrecha relación con la tierra, con el campo, los animales, y los inmensos paisajes, es lo que Santos guarda de manera nostálgica, como un tesoro en su memoria que sale a la luz en cada grabado.

Cabrita sueña con la luna, 1978.
BUSCANDO UNA NUEVA VIDA
A los 14 años, sin temor y con el ímpetu característico de la adolescencia, deja atrás su pueblo y parte a Concepción con la idea de trabajar de día y poder estudiar de noche. En esta ciudad conoce la música y la poesía, se abre un mundo frente a sus ojos. También conoce a Julio Escámez, pintor y grabador, quien lo toma como discípulo y lo introduce en el grabado. A los 24 años entra con una beca a estudiar un curso de artes plásticas en la Sociedad de Bellas Artes de Concepción. Lo echaron dos veces, le dijeron que no servía, que se dedicara a otra cosa, pero Chávez volvía e insistía.
DE SANTIAGO AL MUNDO
En 1960, Santos se traslada a Santiago, ahí se hace miembro del Taller 99, colectivo fundado por Nemesio Antúnez en 1956. Ahí se convierte en ayudante de Delia del Carril, incursionando en el grabado y aprendiendo distintas técnicas como litografía, aguafuerte, punta seca y xilografía.
En 1966 la Universidad de Chile le otorga el premio Andrés Bello y financian la estadía del artista en México para que pueda seguir perfeccionando su técnica. De ahí en adelante empieza a ganar reconocimiento internacional, siendo invitado a exponer y estudiar en el Pratt Graphic Center de Nueva York y en el Instituto de Arte de Chicago, al mismo tiempo renombrados museos y coleccionistas empiezan a adquirir sus obras. Hasta 1973 este éxito no se detiene.

Incendio, 1995.
AUTOEXILIO Y EVA
Cuando comienza la dictadura todo cambia, la violencia desatada, las galerías y obras destruidas, y el peligro que acecha a los artistas, ponen en un estado de nerviosismo agudo a Chávez. Tras haber recibido una invitación oficial para representar a Chile en una exposición en Argentina -la que por supuesto rechazó- los amigos le insistieron que dejara el país. En 1977 parte a Venezuela con muy pocas cosas, entre ellas una carpeta con grabados, lo demás se perdió. Ese mismo año viaja a España y luego a la República Democrática Alemana, donde años después conoce a su pareja, Eva, una mujer alemana que se enamora de Santos y también de su obra. Sin conocimiento al respecto se da cuenta de que el trabajo de este artista debe ser conservado y dado a conocer, desde ese momento ella lo ayudará organizando y protegiendo las obras. Aún estando lejos de su tierra, Santos no pudo dejar de representar los paisajes de su infancia, la distancia reafirmaba el interés por acercar su geografía y cosmovisión. En Europa tuvo una vida con altos y bajos, siempre lidiando con problemas de visa y también de trabajo.

Viento Mágico, 1991.

Amantes de la ventana, 1989.
EL RETORNO
En 1994, después de 17 años en el exilio, Santos vuelve a Chile junto a Eva. No fue fácil el regreso, ya que se dio cuenta que su nombre no era conocido en su propio país. Entra como miembro de honor en el Taller 99 y gracias a este lugar comienza a establecer lazos con los jóvenes. Largos años de padecer cáncer no le impidieron nunca dejar de trabajar, el día no le alcanzaba para llevar a cabo todos sus proyectos. Hacía muchas cosas a la vez, esta vitalidad era muy característica de él.
El 2 de enero del 2001 Santos fallece producto de cáncer. Eva, quien desde un comienzo se dedicó a organizar y conservar las obras, queda a cargo de todo el trabajo y crea la fundación Santos y Eva Chávez, de esta manera logró preservar y difundir su obra.
LA SINGULAR TÉCNICA
Santos se dedicó por sobre todo a la xilografía, encontró familiaridad en la madera y en su aroma. El grabado siempre se a caracterizado por la reproducción en serie de una misma imagen, así, con una prensa es posible homogenizar la fuerza que se debe ejercer al presionar la matriz sobre el papel. Para él existía una manera de volver únicas cada una de sus impresiones, de que la emoción y el gesto quede plasmado en el resultado. Chávez usaba una cuchara de palo para ejercer el empuje necesario en cada parte del tallado. Esto genera inmediatamente obras diferentes entre si, con un impronta dada desde las emociones del artista, de esta forma, no hay dos grabados iguales de Santos Chávez.
Fuentes:
http://precolombino.cl/biblioteca/santos-chavez/
https://www.katarimag.com/blog/la-poesia-visual-del-grabador-mapuche-santos-chavez